
Gabino Fernández Campos y la historia de una metodología

Gabino Fernández Campos nació en Villanueva de los Infantes en 1944 y murió en Torrejón de Ardoz en 2022. Fue profesor de historia del protestantismo, sí, pero no esa clase de profesor que te viene rápido a la memoría. Podría decirse que de hecho seguía justo el modelo opuesto. La mayor parte de los profesores de historia de España en la década de 1980, por ejemplo, presentaban todavía a sus alumnos al rey "Felipe II como el campeón del cristianismo". La realidad que conoceremos más adelante es que, como enseñaba él entonces, los bloqueos internacionales, las guerras a las que se precipitaba o los impuestos con los que cargaba a su propio pueblo, fueron el origen de la decadencia de España.
Gabino fue para mí un ejemplo de conducta, por ejemplo, en la heterodoxia, en la constancia y en la necesidad de ser tolerante con las personas que tienen ideas diferentes a las tuyas. Ese margen de error que todos necesitamos ¿verdad? Él también fue un modelo para mí en detalles mucho más técnicos, como por ejemplo, los que necesitaba para mi futura profesión. La necesidad de buscar siempre el método de comunicación más efectivo por medio de la innovación ya era un rasgo de su método educativo antes de que yo naciese. La foto que he añadido más arriba se tomó justo cuatro años antes de aquel 2 de agosto de 1973 en el que nací yo. El fotógrafo no era consciente pero ha pausado en el tiempo un momento especialmente clarificador para entender su vida. Él aparece sosteniendo un reproductor de audio portátil, diez años antes de la formación de los Beastie Boys, junto a dos niños que le observan asombrados como si acabase de salir de un OVNI.
Él había nacido en una familia de agricultores que sufría la ruina y el bloqueo internacional de una guerra civil. La gente se peleaba entonces por los restos de comida en la basura. El militar fascista Francisco Franco había ganado la guerra contra el gobierno republicano ante los atónitos ojos de lo que conoceremos pronto como las Naciones Unidas y las fuerzas armadas del dictador habían recorrido aquellos pueblos de Ciudad Real fusilando casa por casa a 50.000 de los supervivientes del bando enemigo. La historia ahora conoce a ese episodio como la represalia franquista. Mi abuelo Gregorio Fernández podía dar gracias de que le perdonaron la vida, cuando se interrumpió aquella horrible masacre poco antes de llegar a su portal. La propia tierra seca que trabajaba el padre de Gabino era alquilada a uno de los terratenientes del bando nacionalista que había ganado y ese alquiler tenía que pagarlo él con una parte del producto que pudiera extraerle. La historia siempre la escriben los vencedores ¿verdad? Gabino no conoció la tecnología portátil gracias a aquel miserable sistema.
Franco no había inventado nada. Hemos visto que Felipe II ya había iniciado esa época oscurantista que parecía interminable en España. El origen de toda forma de innovación en España hay que buscarlo desde entonces en las astutas e ilegales incursiones británicas, alemanas o estadounidenses. Spanish Gospel Mission fue específicamente la organización que puso ese reproductor al alcance de las manos de mi padre cuando él trataba de llevar buenas noticias a los niños sin escolarizar de las deprimidas tierras de Castilla La Mancha. “No existe ninguna razón para que alguien quiera tener una computadora en casa”, decía Ken Olson, presidente, director y fundador de Digital Equipment Corp. en 1977. Gracias a Dios no todos llegaron a la misma conclusión. Fue también un misionero protestante quien trajo a finales de la década de 1980 un ordenador portátil a nuestra casa. Mi padre le había conocido en uno de sus muchos viajes y no paró hasta tener todo lo que necesitaba para utilizarlo; fue así como pude empezar a usar un gestor de bases de datos como dBase, un editor de textos como WordStar, y por supuesto una impresora Legend. Todavía faltaban unos diez años para que llegase a nosotros Internet.



Hoy estas primeras aplicaciones pueden parecer pantallazos de error a la mayor parte de los usuarios de Internet. Los usuarios que ejecutábamos entonces esas aplicaciones desde discos flexibles de 8 pulgadas y 360 KB, vimos todo el concepto como un universo de posibilidades; y lo que es más importante, una herramienta al alcance de cualquier hijo de vecino. Fue mi padre también quien subvencionó mi primer viaje a California en 1995, donde conocí la red de Internet en los sótanos de la céntrica universidad de UCLA. Aquellos cincuenta ordenadores conectados a una red mundial eran para ellos todavía una potentísima herramienta en su primer estado de gestación y ciertamente el tiempo les dió la razón.
Defender la veracidad y el correcto orden de los acontecimientos sigue siendo un reto en Internet. La versión inglesa de Wikipedia hace un esfuerzo sobrehumano para conseguirlo pero por supuesto otros equipos están muy lejos de sus resultados. El equipo de Wikipedia en castellano sin ir más lejos está en el polo opuesto y apunta a que queda mucho que recorrer. No obstante, si tengo que resumir en una palabra el progreso en España de los últimos años, utilizaría sin lugar a dudas el calificativo de “PROMETEDOR”. El progreso que se ha producido gracias a todo un trabajo colaborativo del que mi padre y el padre de mi padre han participado; pero sobre todo gracias a aquel último padre, que parece ponerle límites al mal; siguiendo, eso sí, unos tiempos que unas veces nos parecen demasiado rápidos y otras veces demasiado lentos.
El periodista Antonio Burgos, que había sido autor de la "Guía secreta de Sevilla" (Al-Borak, 1974), aseguraba lo siguiente sobre Gabino Fernández: ”Durante años y años, el pastor don Gabino investigó y divulgó la historia de nuestros heterodoxos. Cuando tenía mérito, que era durante la dictadura y el Estado confesional. A trancas y barrancas, don Gabino difundió la obra bíblica de Casiodoro de Reina y de Cipriano de Valera, hizo la historia de la Inquisición y defendió la sevillanidad de los frailes jerónimos de San Isidoro del Campo que abrazaron la fe según Lutero y tuvieron que huir de la ciudad, río abajo, mucho antes de los topicazos de los exilios y destierros, de Blanco White y de Cernuda. Al cabo de los años, restauradas las libertades y entre ellas la religiosa, hemos vuelto a encontrarnos venturosamente con el pastor Gabino Fernández Campos a pie de obra de su obra: presentando en el monasterio de San Isidoro del Campo la edición de la “Biblia del Oso” de Casiodoro de Reina. Con una mano sobre esa Biblia y en la bendita libertad, nos planteamos la duda de que quizá los que vengan por línea directa de San Isidoro y San Leandro sean los protestantes y no los católicos, los de la Reforma y no los de la Contrarreforma. A los evangélicos sevillanos, pues, que los registren de esta terrible ciudad tridentina e inquisitorial en la que quizá todavía vivamos.” (El Mundo, 14 de Octubre de 2002)


Gabino literalmente registró un dominio y desarrolló con ayuda de sus sobrinos José Luis y Rafa un auténtico portal informativo cuatro años antes de que yo pudiera permitirme siquiera crear este mi triste portfolio. Creo que es justo, por todo lo dicho anteriormente, que sea yo quien publique, al menos por primera vez en Internet y con muchas comas, que es como le habría gustado a mi padre, el texto que constituyó su primer libro importante “Reforma y Contrarreforma en Andalucía” (Biblioteca Cultural Andaluza, 1986).
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